Hemos aprovechado nuestro proyecto sobre los bebés para poner en marcha, en paralelo al cole, una actividad muy bonita: Las cajas de vida. Y, ¿en qué consiste?
La caja de vida es una simple caja de zapatos forrada a nuestro gusto. Bueno, simple... Hemos tenido cajas de lo más elaboradas, decoradas con adornos, pegatinas, pintura, purpurina, fotos... Toda una obra de arte en sí misma.
En estas cajas guardamos zapatitos de cuando éramos pequeños, nuestro chupete preferido, nuestras ecografías, la pinza del ombligo, fotos de nuestra primera sonrisa, de la primera vez que fuimos al mar, de nuestros abuelos y abuelas ayudándonos a caminar, un deseo, un temor… Aparece también la historia de nuestro nombre, de por qué nos lo pusieron, de nuestro primer biberón, de la música que escuchamos antes de ir a dormir o del misterio cambiante de la barriga que nos guardó durante nueves meses. Compartir estas historias de vida nos permite ir tejiendo lazos entre nuestras subjetividades, nos invita a reconocernos y a involucrarnos en las vidas de los otros. Abriendo grietas en el mundo. Todo cabe en las cajas de vida, que los niños y niñas llenan y luego comparten con el grupo para conocerse y reconocerse mejor.
Cada niño y niña iba trayendo cuando podía su cajita con sus tesoros y lo compartió con los demás, que pacientemente escuchaba asombrado la historia de su compañero. Les ha servido para que ellos se conozcan más a sí mismos, su pasado, su origen y, además, para compartirlo con los demás. Todavía hoy, recuerdan las cajas de sus compañeros: "Mira seño, he pintado una pinza del obligo amarilla, como la que trajo...". Estos son algunos ejemplos de dibujos que hicieron de sus tesoros de las cajas de vida:
Aquí os dejo una fotito de cada uno enseñando su caja de vida:
A nosotros nos ha parecido una experiencia de lo más bonita, ¿qué pensáis?
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